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Atrapada en mis creencias

hibiscus-177710_640Recientemente me sentí atrapada por los sucesos que estaban ocurriendo en mi país y en consecuencia, estuve experimentando una buena dosis de ira, y desesperanza. Olvidé por completo durante un lapso de tiempo que la causa de todo lo que yo percibía estaba dentro de mí. Olvidé que la versión de la realidad que yo estaba viviendo, no tenía nada que ver con el mundo sino con mis creencias acerca de él, de mi país y de sus dirigentes. Olvidé también que nada de lo que estuviese ocurriendo en el mundo, tenía significado alguno; el único significado era el que yo le estaba dando. Nada, realmente nada tiene significado, el significado es una construcción mental basada en nuestras creencias de lo que es correcto o incorrecto,  de lo que está bien y lo que está mal. Al olvidarme de todo esto, inevitablemente comencé a sufrir.

El sufrimiento proviene de intentar transformar la realidad desde el afuera, de lo externo, como si pudiésemos transformar la película que vemos proyectada dirigiéndonos a la pantalla en vez de cambiarla en el origen, el proyector que no es otra cosa que nuestro estado de consciencia.

Toda manifestación en el mundo físico, por muy real que esta parezca, es el producto de profundas creencias conscientes e inconscientes que albergamos en nosotros a nivel colectivo e individual y que se reflejan en forma de realidad en nuestra experiencia de vida.

El mundo como tal no existe, no existe nada allá afuera. El mundo no es otra cosa que un sueño lúcido que refleja lo que creemos. No nos encontramos en la realidad física, la realidad física se encuentra en nuestra consciencia.

Cuando nos miramos en el espejo sabemos que no estamos allí afuera reflejados al otro lado, sabemos que es un espejo, es una imagen. La realidad física también es un espejo, una imagen, pero no nos damos cuenta que no estamos allí donde pareciera que las cosas suceden, estamos del otro lado, donde se crean todas las situaciones, ya que somos los creadores.  Lo que percibimos con todos nuestros sentidos en la realidad física es un mundo ilusorio que nos sirve para experimentar; es nuestra versión única de la realidad donde nuestros invitados desempeñan los roles que en otro nivel acordamos en darles.

Sucede algo similar cuando pensamos, por lo general confundimos al pensador con lo pensado y nos identificamos con nuestros pensamientos sufriendo en vez de darnos cuenta que no somos los pensamientos, somos quienes ejercemos el pensamiento, somos el observador y el creador de todo lo que por nuestra mente pasa y el pensamiento lo podemos cambiar.

Estar consciente nos ayuda a dejar de manifestar inconscientemente en nuestra realidad aquellas creencias, aquellos programas que aún están allí, que tanto nos desagradan y sustituirlos por nuevos conceptos y pensamientos más acordes con nuestra vibración más elevada.

Esta dimensión es única y tenemos la oportunidad de ver la realidad desde la separación. No recordamos ni nos sentimos como parte de un todo y por lo tanto nuestra experiencia siempre está teñida por contrastes, divisiones y polaridad. El Ying y el Yang son dos opuestos que coexisten en total unidad.

Me olvidé de todo aquello y me sumergí en el sufrimiento, me sentí parcializada y atrapada en mis creencias. Mis pensamientos y juicios me zambulleron en una realidad que me desagradaba y que no quería. Si me hubiese preguntado a mí misma, en ese instante; si eso que estaba experimentando estaba alineado conmigo, hubiese enseguida respondido que no y tal vez hubiese despertado.

Me dejé llevar y no le presté atención al desasosiego que mis creencias me producían, y así permanecí durante algún tiempo, atrapada en ellas. El drama es sumamente adictivo por eso nos resulta tan difícil permanecer en paz aunque sepamos en un cierto nivel de lucidez que somos nosotros, cada uno de nosotros, quienes creamos lo que experimentamos.

Al sentirme atrapada en mis propias creencias lo que hice fue culpar a otros, al gobierno, al país y a todo lo que se opusiera a mi manera de pensar. Esto que me sucedió, me pudo haber ocurrido con cualquier otra situación. Siempre buscamos escusas para mantenernos dormidos, atrapados en el sufrimiento. No se trata del tema, se trata de la manera como nuestras creencias nos alejan, nos dividen, nos quitan la paz, y solo son eso, creencias. Es fácil caer en el juego de la víctima y el victimario. Eso nos mantiene prisioneros.

Olvidé algo importante, y era asumir la responsabilidad por aquello que hay en mí que estaba creando esa situación en mi país. Olvidé mirar en mi  interior aquello que yo estaba exteriorizando en mi realidad. Yo era la responsable de cambiar aquello, y el único lugar donde mirar era dentro de mí.

No se puede manipular la realidad física porque allí no hay nada, es solo un reflejo. La fuente de todo sufrimiento proviene del intento de cambiar algo que no está allí, tratar de ejercer un cambio en el lugar equivocado.

Cuando vuelvo a recuperar mi paz interior, me doy cuenta lo fácil que resulta perderla, lo fácil que es engancharme nuevamente en seguir  buscando noticias que me alteren con respecto a lo que sucede en mi país y lo fácil que resulta seguir sufriendo, pero sé que ese no es el camino para crear cambios.

El camino pareciera ser no hacer nada, pero ese tampoco lo es, no se trata de permanecer apático, el único camino es subir la vibración a nivel individual, dejar ir todos los juicios y sentimientos de baja vibración, saliendo del juego de los opuestos y encontrar el equilibrio, alineándonos con nuestro verdadero ser.

Todos los pensamientos que son de inclusión, comprensión, compasión, gratitud y amor suben nuestra vibración. Cada vez que nuestros sentimientos sean opuestos a esto, la bajan y así será la realidad.

Los resultados que provienen de nuestro estado del ser, los veremos siempre reflejados en el mundo. Cada vez que nos invadan pensamientos acerca de situaciones que nos atemoricen, decirles mentalmente y amorosamente gracias, gracias y gracias, ya no los necesito. Son nuestros programas que aún están allí y es en ese instante la gran oportunidad que tenemos para dejarlos ir.

Es increíblemente poderosa y efectiva la técnica del Ho’oponopono para ser utilizada como medio de encontrar paz en el torbellino de pensamientos y experiencias que producen caos. Solo la paz interior reflejará una realidad más acorde con aquello que tanto deseamos.

El camino es repetir palabras como Gracias y Te Amo cada vez que nos sintamos preocupados hasta que esas creencias que nos dan temor se desvanezcan y tomar consciencia que el mundo no está allá afuera, está dentro de cada uno,  dentro de nuestra consciencia.Una vez encontrada la paz interior, si volvemos a mirar las noticias, encontraremos razones que nos alegren aún más.

Por último, no lo olvides, tú eres el creador de tu realidad. El líder eres tú

Te amo

Jocelyne Ramniceanu

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Vivir en expansión

Juzgar u observar

Así como el universo se expande, nuestra consciencia sigue el mismo camino. Podemos ir más lento, vida tras vida o podemos dar pequeños saltos en nuestra evolución.

Tomar consciencia de quienes somos es el primer paso para descubrir nuestro potencial.  Al observarnos y mantenernos en el presente podemos estar alertas y generar los cambios.  Las heridas pasadas pierden su relevancia porque ya no las alimentamos. Cuando soltamos lo conocido (el pasado), aceleramos nuestro proceso de evolución y nos abrimos a lo nuevo.

Todo lo que llamamos el mundo, son sensaciones, imágenes, sentimientos, pensamientos en nuestra conciencia; el mundo se adapta a nuestras creencias. El cuerpo humano es un espacio vasto como el universo, el 99% del cuerpo físico que percibimos como sólido es espacio vacío.

Nuestro subconsciente que rige todas las funciones del cuerpo no está ubicado en lugar alguno. La mente subconsciente está en todas partes, está en cada célula, cada molécula, y cada electrón en el cuerpo humano. La mente subconsciente es quien alberga como un disco duro todas nuestras memorias y programas.

La mente está tan preocupada con pensamientos sobre el futuro, el pasado, o resolviendo algún problema imaginario, que la mayor parte del tiempo estamos controlados por programas basados en creencias inscritas en lo más profundo de nuestro subconsciente.

Nuestros pensamientos nos pueden enfermar como también nos pueden sanar.

Generalmente no tenemos ni la menor idea de cómo conectarnos con nuestro potencial que está guardado, y estamos desconectados de lo que sentimos y lo evitamos. Esto nos lleva a que en cualquier momento se destape la olla de las emociones y estas afloren desde nuestro interior. La vida todo el tiempo nos pide entrar en contacto con nosotros y estar en contacto con nuestra alma. Los sentimientos son el lenguaje del alma y las emociones son el lenguaje del subconsciente.

Nuestro subconsciente se comporta como un pequeño niño y es muy emocional por lo tanto no es racional. Cuando surge una emoción de ira, o cólera, difícilmente la podemos controlar y sus efectos nos llevan a situaciones y sensaciones muy desagradables, que fisiológicamente perduran, afectando a todo nuestro organismo, acelerando al comienzo los latidos del corazón y el pulso y luego nuestras células se contraen al igual que los órganos y los músculos de todo el cuerpo.

Durante un buen periodo de tiempo hasta que recobramos el equilibrio, nos sentimos realmente mal, y este estado nos puede durar desde algunas horas hasta varios días según  haya sido su intensidad. Cuando nos encontramos en estado de protección, no procesamos la cantidad de energía que necesitamos para vivir.

Para recobrar de manera rápida la sensación de bienestar puedes respirar lentamente con las palabras Gracias y Te Amo, una al aspirar y la otra al expirar, con calma, con lentitud, intercambiándolas.

También puedes emitir un sonido  con fuerza al exhalar para ayudarte a sacar hacia afuera la energía estancada en vez de guardarla.

He encontrado que devuelve el equilibrio y restablece la sensación de paz cuando me siento dominada por las emociones, en un tiempo mucho más corto que si no lo hiciera.

De esta manera le estamos enseñando al subconsciente a no reaccionar.

Otra excelente herramienta para cuando estamos estresados, preocupados, molestos o  estamos siendo controlados por las emociones fuertes que nos perturban y agitan, o tenemos la sensación de ardor en el estomago causada por la ansiedad y estamos a punto de llorar; es expandirnos, abrirnos completamente.

Nos estiramos y alzamos los brazos, hacemos aquellos movimientos clásicos de abrirnos como cuando estamos comenzando un nuevo día feliz y podemos agregar la respiración lenta anterior con las palabras GRACIAS y TE AMO que limpian todo trazo de energía bloqueada e intentamos conectarnos con el sentimiento de alegría.

Nuestro subconsciente capta enseguida nuestra intención, y de inmediato colabora. Nuestra vida es una danza energética entre la expansión y la contracción. La alegría y el amor hacen que nuestras células crezcan y se expandan, el miedo y el enfado hace que ellas se contraigan y mueran.

Otra práctica excelente es la respiración HA. Esta consta en inspirar contando hasta 7, luego retener el aire contando hasta 7 y exhalando y contando hasta 7, volvemos a retener el aire y hacemos este proceso 7 veces. Esta práctica proviene de la técnica Ho’oponopono y la puedes emplear varias veces al día, tu subconsciente te lo agradecerá.

Yo y mi subconsciente podemos crear una relación, así él aprende a soltar el dolor y los pensamientos que lo causan, pierden significado.

Si cambiamos las percepciones de nuestro subconsciente, cambiará nuestra realidad. Cuando cambiamos nuestra forma de sentir y de pensar estamos cambiando nuestra biología y el comportamiento de nuestras células. Cuando nos liberamos de las memorias, podemos experimentar a la divinidad que habita en todos nosotros.

La vida se incrementa exponencialmente en su calidad cuando decido mostrarme natural y vulnerable en vez de esconderme y aislarme.

Te amo

Jocelyne Ramniceanu

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Los estados del ser.

Recientemente comprendí algunos conceptos sobre las etapas por las cuales pasamos hasta nuestro despertar de consciencia y quiero compartirlo contigo.

Desde que nacemos y, por un periodo bastante largo permanecemos en un estado de dependencia total donde nuestras únicas necesidades son procurarnos lo necesario para subsistir; nuestra prioridad es la sobrevivencia y somos totalmente dependientes. Pedimos y pedimos… somos necesitados y buscamos satisfacer nuestros antojos básicos y todo aquello que nos llene la sensación de vacío momentáneo con berrinches o exigencias. Estas son las características de la etapa infantil.

Luego entramos en una  segunda etapa que es la adolescencia, esta está caracterizada  por la rebeldía, donde cuestionamos todo y probamos lo nuevo. En esta etapa podemos incluso ser bastante destructivos en nuestro afán de encontrar un camino personal, es allí cuando tratamos de separarnos de nuestros padres, diferenciándonos de ellos, oponiéndonos, y buscando afirmarnos como individuos separados. En este estado lo que hacemos es rechazar, criticar, desdeñar sin ofrecer alternativas. En esta etapa algunos prueban las drogas, otros conocen el sexo y la promiscuidad desenfrenada, se tatúan o incursionan en cualquier actividad vetada en el hogar, etc. Es la fase de la oposición, se desliga de lo conocido sin aportar alternativas. El mundo es visto desde la perspectiva de la aprobación de uno mismo diferenciándonos del resto, y solo nos interesa aquello donde nos sentimos aceptados buscando pertenecer.

El siguiente ciclo es el del adulto egoísta donde nuestro afán se centra en acumular, ser el mejor, el más hábil, competir con el otro, tener más, diferenciarnos en cuanto a nuestras posiciones y nuestros intereses giran únicamente en torno a nuestro bienestar sin importar ir en detrimento del otro. En este estado nuestro único propósito se centra en nosotros, somos el centro del universo, y defendemos aquello que sentimos nuestro con pasión y tenacidad, se nos dificulta compartir y lo mostramos en nuestra carrera profesional, en nuestras relaciones, nuestro trabajo y nuestros bienes materiales. El adulto egoísta da de sí mismo lo esencial solo con el propósito de obtener el máximo rendimiento, su anhelo es dar lo menos posible para obtener el máximo.

Luego pasamos a una nueva etapa cuando comenzamos a mirar el mundo que nos rodea,  empezamos a sensibilizarnos por otros  y a ser altruistas,  colaboramos con el prójimo, nuestras metas dejan de ser personales para volverse inclusivas, buscamos el bien común, comprendemos que somos parte de un todo y el bienestar de cualquiera de las partes  se traduce en un bienestar común.

Nuestra felicidad y sentimientos de realización tienen que ver con nuestra comunidad, nuestro país y aquello que hacemos por el bien común nos trae satisfacción.

Por último pasamos a un estado de consciencia aun más elevada que es la consciencia planetaria o universal donde la conservación de nuestro planeta, de la especie, cobran dimensiones de importancia, es allí cuando nos sentimos integrados con todo y con todos, con el universo entero y con Dios dentro de nosotros, nos sentimos alineados y nos fundimos en una experiencia global.

¿En qué estado te encuentras tú?

 Estos estados de consciencia nada tienen que ver con nuestra edad, incluso en el día a día o en nuestra experiencia habitual conservamos partes de estas etapas en nuestra cotidianeidad  y en distintos aspectos de nuestra conducta.

Pero ninguno de estos estados tienen que ver con el mundo que vemos, no tienen absolutamente nada que ver con nuestra edad cronológica, tienen más bien que ver con nuestra percepción del mundo, tienen que ver directamente contigo. Tienen únicamente que ver con el estado de tu consciencia.

Según  el estado de consciencia en que te encuentres, así será el mundo que estés percibiendo y por lo tanto ese será el prisma a través del cual tus relaciones, tu trabajo, el amor y el dinero se manifestarán en tu vida.

Cuando amplias tu estado de consciencia, dejas de estar necesitado, estas sintonizado con crear en vez de recibir y por lo tanto todo te llega, el amor, la prosperidad, tu propósito  y sobre todo la paz se materializa en tu experiencia cotidiana, entonces te fundes en tu verdadero ser y lo posees todo.

Te amo

Jocelyne Ramniceanu

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