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Descubre ¿por qué haces lo que haces?

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Cuando no estamos conformes con nuestra vida, nos podemos pregntar ¿Por qué hacemos lo que hacemos? y ¿Qué es lo que nos motiva? .

Para responder a estas preguntas, primero es necesario que comprendas que no viniste al mundo para ser infeliz. No estás siendo tú mismo cuando no te sientes bien, cuando sufres. Si sufres es porque mantienes creencias que no están en armonía con quién realmente eres y el sufrimiento es el sistema de alarma innato que tiene tu ser para indicarte que es necesario hacer un cambio, una transformación.

Muchas veces hacemos cosas que no quisiéramos hacer y luego nos arrepentimos o no comprendemos la razón de nuestras acciones. Por ejemplo: mantenernos en un trabajo que nos hace infeliz o en una relación que no funciona.

A veces no emprendemos acciones por temor al fracaso, por temor al rechazo, por temor a la soledad, por temor a esto y a aquello. En fin, una gran cantidad de vagos temores que ni siquiera somos conscientes y no nos tomamos el tiempo ni la dedicación de observarlos a ver si son racionales o no.

Tomamos decisiones automáticas como si fuésemos robots mecánicos y ni siquiera estamos lo suficientemente despiertos como para saber qué es lo que nos motiva. Ya nuestras decisiones son tan inconscientes que forman parte de nuestra programación mental.

Hay momentos que pareciera que nos faltara la motivación para hacer lo que deseamos, lo que nos apasiona, o lo que nos daría mayores alegrías y en vez de eso, seguimos irreflexivamente haciendo lo que nos disgusta y lo que nos trae sufrimiento.

Esto no se debe a una falta de motivación, no, todo lo que hacemos lo hacemos porque estamos motivados; incluso cuando hacemos lo que en el fondo, no quisiéramos hacer. Nunca estamos desmotivados. Lo que tenemos que hacer es descubrir que es lo que nos motiva a hacer lo que no queremos. La falta de motivación no existe, es imposible. Todas nuestras acciones siguen a un motivo, todo lo hacemos por alguna razón, consciente o inconsciente.

Nuestras motivaciones están unidas y enlazadas a nuestro sistema de creencias, a las definiciones y a las etiquetas que le ponemos a todo.

No hay manera de no estar motivados a algo. Incluso cuando estamos deprimidos y aparentamos no tener motivación alguna, cuando no tenemos ganas de nada, cuando preferimos permanecer encerrados en nosotros mismos, esa actitud también es impulsada por una motivación, la motivación es permanecer así.

La manera cómo nos movemos en el mundo, la manera como nos comportamos está inexorablemente, y totalmente conectada a lo que es nuestra verdad en un momento dado y por eso tomamos las decisiones que tomamos. Nunca nos encontramos desmotivados, ni por un segundo.

Tu no necesitas que nadie te motive, porque ya lo estás, lo que necesitas es entender en dónde estás colocando tu motivación, qué es lo que te motiva a hacer lo que haces y descubrirlo. Esa es la clave. Esa es la manera de transformar tu programación inconsciente.

Todo lo que hacemos, absolutamente todo, se reduce a estas dos poderosas razones, estas son nuestras motivaciones básicas:

NOS MOVERNOS EN LA DIRECCIÓN QUE CREEMOS QUE ES LA MÁS BENEFICIOSA PARA NOSOTROS O NOS ALEJARNOS DE LO QUE CREEMOS QUE ES LO MÁS DOLOROSO.

Eso es lo único que nos mueve. Y lo hacemos todo el tiempo automáticamente sin ni siquiera pensar, sin darnos cuenta. Todo el tiempo vamos en la dirección de lo que creemos que es lo mejor para nosotros, o en la dirección contraria, huyendo de lo que creemos que es lo peor y nos hace daño-. Buscamos el placer y el bienestar y huimos del dolor y el sufrimiento. No existe nada más que nos motive.

Lo que nos hace decidir si algo es beneficioso o es negativo para nosotros son nuestras creencias; y las creencias se comportan de una manera muy peculiar. Ellas nos hacen creer que no hay otra mejor opción. Que eso que creemos es lo único posible, no existen mejores posibilidades. Las creencias se comportan de esta manera de modo que tú serías incapaz de dudar de ellas, cuidando así su permanencia y su supervivencia. Por eso rara vez las miramos para validar su información.

Ahora, volviendo a nuestra pregunta inicial ¿por qué hacemos lo que hacemos? Podríamos también preguntarnos ¿por qué seguimos atados a situaciones que nos producen penas o en las cuales nos sentimos infelices?. ¿Porque no hacemos aquello que más nos gusta? ¿Porque no vamos tras lo que es más beneficioso, en vez de quedarnos aprisionados en situaciones que nos traen sufrimiento? ¿Por qué seguimos atados? Hay una sola razón: La razón es que cuando tú te mantienes ligado a algo que no te sirve, algo que es negativo para ti, es porque debes tener otra creencia primaria, más fuerte e inconsciente que te dice y te hace creer que esa es la mejor opción. Tu trabajo es descubrirla.

Si nos mantenemos en una situación de dolor y no la cambiamos, es porque tenemos una creencia de que cualquier otra elección, cualquier otra alternativa sería peor y más dolorosa. En otras palabras, este es el mal menor.

Muchas veces son creencias absurdas pero como no estamos conscientes de ellas, simplemente seguimos allí estancados y le tememos al cambio, evitando mirar dentro de nosotros. Es así como las creencias ejercen su poder de auto perpetuarse. No quieren que descubras su inutilidad porque si lo haces, ellas morirían.

Si estamos en una relación de pareja que nos trae sufrimiento y no tomamos la decisión de abandonarla, es porque hay una creencia más poderosa, probablemente inconsciente, que nos hace creer que si estuviésemos solos sería mucho peor. En cambio si la creencia que tenemos acerca de abandonar la relación es menos penosa que mantenernos en ella, entonces la motivación sería abandonar dicha relación.

No hay excepción, tu siempre escogerás lo que creas que es más placentero y huirás de aquello que creas que es más doloroso. Eso no quiere decir que no vayas a escoger situaciones difíciles y dolorosas pero si lo haces se debe a que siempre crees que esa es la mejor opción entre las alternativas disponibles. Se debe a que tienes una fuerte convicción que lo que escoges es lo mejor para ti.

Si estamos deprimidos también es el producto de una motivación. Lo que nos motiva a permanecer así, es que creemos que no hay mejor elección dadas las circunstancias que estamos atravesando en un momento dado.

Siempre que estés en una situación negativa y le temas al cambio, indaga cuales son las creencias que sustentan tal situación, qué es lo que te motiva.. Es posible que al traer a la luz las razones que te motivan a estar de cierta manera, aparezcan las creencias dominantes que te mantiene atado a una situación de dolor. Esa es la manera de hacer que esas creencias se evaporen o se disuelvan. Las creencias tienen la particularidad de permanecer inconscientes porque si las descubres, pierden su fuerza y las abandonas.

Lamentablemente no hacemos cambios por muy mal que nos sintamos, porque no indagamos en profundidad dentro de nosotros. Si lo hiciéramos nos daríamos cuenta que la premisa que manteníamos y a la cual nos aferrábamos, no tenía fundamento, era falsa o ya había perdido validez. Cuando miramos y cuestionamos, las creencias pierden su rigidez y es entonces cuando surge la transformación. Esa es nuestra meta, y es el propósito de este escrito, mirar dentro de nosotros.

Continuando con la historia del ejemplo anterior, la persona que se mantenía en una relación dónde la pareja la maltrataba, no se atrevía a abandonarla por temor a la soledad. Indagando, primero descubrió que tenía una creencia relacionada al fracaso: si se quedaba sin pareja era una fracasada, porque eso fue lo que escuchaba de pequeña. Esto una vez que se hizo consciente, de por sí, le pareció absurdo. Luego continuando con su inspección, se dio cuenta que se sentía con muy poca valía y su temor era que si abandonaba la relación, nunca nadie la iba a querer.

Al examinar todas sus creencias en profundidad, la persona en cuestión, descubrió que era ella misma quién no se valoraba debido a viejas experiencias de la niñez. Al tener la situación más clara y al comenzar a auto valorarse, sintió una tranquilidad que nunca antes tuvo para dar los pasos necesarios en pos de su propio crecimiento y evolución.

Como en el ejemplo anterior, lo importante es descubrir cuál es tu motivación, y cuáles son tus creencias restrictivas que ya no te sirven, y te mantienen atado a una situación de dolor. Al hacerlas conscientes trayéndolas a la luz, verás cómo tan solo esto te permite liberarte de aquello que te coartaba y te impedía ser tú mismo.

Pregúntate siempre ¿por qué realmente crees que otra posibilidad sería peor? ¿ por qué haces lo que haces que te mantiene desalineado de quien tu eres?; hazlo hasta que la respuesta se haga consciente.-

Si te resulta difícil indagar de esta manera; hazte la siguiente pregunta ¿Qué es lo peor que me podría ocurrir si lo que hago, lo hago de otra manera?. Deja que vengan todas las respuestas… Tu meta debe ser que la creencia inconsciente se vuelve consciente, entonces es muy fácil que esa antigua creencia se desvanezca.

Hazlo, prueba y permítete decirle “Adiós” a tus antiguas creencias que te impedían ser quién realmente viniste a ser en este mundo.

Te amo.

Jocelyne Ramniceanu

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Enamorándome

Hay personas que encuentran a su pareja y se quedan juntas el resto de sus vidas, también hay aquellas que buscan pareja y aunque hayan tenido muchas relaciones no han encontrado estabilidad y brincan de una a otra durante cierto tiempo o años, quedándose solos y en una permanente búsqueda. Este escrito es para estas últimas personas, a las que en algún momento me parecí…

Por alguna razón que ignoramos y que realmente no es importante conocer, hemos pasado por la vida sin encontrar a esa persona que quisiéramos tener como compañero o compañera; hemos añorado estar acompañados e incluso soñado con esto porque enamorarse es una hermosa experiencia, y tener pareja nos parece el estado ideal.

Estar enamorados es la sensación más maravillosa que existe, cuando nos enamoramos lo que hacemos realmente es brillar, porque el objeto de nuestro amor por fin somos nosotros mismos, la otra persona solo refleja aquello que estamos descubriendo y admirando en nosotros. En ese momento se desvanecen las creencias negativas, las críticas y los juicios que hemos albergado hacia nosotros; nos sentimos el ser más maravilloso de la tierra; pocas cosas realmente nos importan y nada nos saca de esa luna de miel personal.

¿Te imaginas enamorarte de ti mismo cada vez que quieras sin necesidad de tener pareja? ¿Qué te lo impide? Cuando te enamoras ya no eres aquella persona con defectos y carencias que se siente sola, aislada del mundo, te aceptas completamente. El cuerpo responde a través de volvernos saludables. ¿Y necesitas a alguien para sentir todo esto? No, no. Solo tienes  que limpiar todas las creencias erróneas acerca de ti para amarte otra vez.

Cuando comienzas a amarte de nuevo, a aceptar tus partes oscuras y traerlas a la luz, tal vez entonces aparezca la persona perfecta para ser tu pareja. Tal vez sí o tal vez no, pero lo que sí te puedo asegurar es que no la vas a necesitar, ya no será la meta más importante de tu vida, ya no necesitarás escusas para sentirte vibrando con el amor porque por fin te tienes a ti.

Necesitar es un estado de dependencia, de sentir un vacío buscando con qué o con quién llenarlo. Acompañar es el estado ideal donde no necesitamos de nada porque ya estamos completos y tenemos tanto para dar como para recibir y por lo tanto, lo podemos compartir.

Si no sabes como amarte, comienza a mirar al mundo con amor, comienza a limpiar y a estar alerta a todo aquello que te dices mentalmente o que hablas de ti. Si te descubres hablando o pensando negativamente acerca de ti mismo, di para tus adentros: Te amo, Te amo, Te amo.

Amar a otros es amarte a ti mismo. Es abrirte al campo de todas las posibilidades. Es crear desde el corazón.

Algunas excusas que nos apartan del amor es pensar que amar duele; yo respondo a esas excusas que lo que duele no es el amor, es el apego, el amor es libre y es la fuerza que da vida.

Ofrece tu amor a otros sin distinción, de la misma manera que te gustaría recibirlo. Todo el amor que das, el universo te lo está devolviendo. Cuando miras con amor, la vida te sonríe y te inspira.

Amándome amo todo lo que existe.

Enamórate de ti, te lo mereces y es lo más importante para tu bien-estar..

Te amo

Jocelyne Ramniceanu

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Más allá del sufrimiento

El sufrimiento, en algún punto de nuestra existencia, nos lleva al agotamiento. Llega un momento que ya no podemos más y nos decimos con firmeza, “Ya basta, no quiero sufrir más”. Esto no significa que enseguida paremos de sufrir, y en este estado podemos transitar algún tiempo hasta descubrir que los causantes del sufrimiento no son las circunstancias externas ni las demás personas que nos rodean, nuestra programación es quién lo causa. Al descubrirlo ya damos el primer paso. Ya podemos responsabilizarnos y encontrar una salida.

La buena noticia es que el sufrimiento puede ser nuestro gran maestro. Puede llevarnos a un nuevo despertar y a darnos cuenta que hay otro camino. Este nuevo camino nos enseñará a dejar de reaccionar, a soltar creencias, a vivir en el presente y al autoconocimiento; siempre y cuando no caigamos en la autocompasión.

Nadie nos hace sufrir, el dolor sabemos que es natural porque nos apegamos a nuestros afectos, cosas, personas, animales, parejas, modos de vida, valores etc.

Nos apegamos prácticamente a todo lo que se vuelve costumbre y nos resistimos al cambio.

En segundo lugar, el sufrimiento nos ayuda a comprender y no únicamente a un nivel intelectual que todo es inestable, pasajero, temporal y en continua transformación y que aunque el cambio nos cause algún dolor, todo sigue un proceso de evolución y nada permanece igual.

Para tener paz interior tenemos que aceptar e internalizar que las relaciones vienen y van cumpliendo con su cuota ya sea esta corta o larga, ya sea que la separación sea en vida o a través de un cambio del plano existencial. Igual sucede con nuestras posesiones. Todo fluye en un constante intercambio transformándose a si mismo.

No son las situaciones las que nos hacen sufrir sino las interpretaciones que hacemos de ellas con nuestros pensamientos.

Todas las situaciones en nuestra vida nos producen apego cuando son placenteras y aversión cuando estas son desagradables. Si nos relacionamos con el mundo con mayor desprendimiento y sin expectativas, el dolor será pasajero.

Los pensamientos, son el motor del sufrimiento y es el combustible que lo alimenta. Es aquella parte de nosotros que nos gobierna y mantiene poseídos si no nos mantenemos en el presente.

Podemos decirles GRACIAS y TE AMO a cada pensamiento que nos hace sufrir cuando este se presenta.

Cuando me doy por vencida al sufrimiento, y dejo de luchar y oponerme a él, es cuando realmente encuentro paz, aceptando lo que es. Es importante decidir ACEPTAR, rendirnos, y darnos cuenta que no somos eso, sino la conciencia superior detrás de esos pensamientos que nos hacen sufrir.

El sufrimiento no es más que la voz de nuestro maestro interno que nos indica que hay otra manera de percibir el mundo. Que no somos lo que pensamos y que no podemos controlar al mundo a nuestro antojo sino encontrar la paz interna para que nuestro mundo cambie.

Únicamente cuando soltamos nuestros hábitos y creencias, encontramos la paz anhelada y es solo entonces cuando vamos a experimentar circunstancias amorosas y no al revés.

Te amo

Jocelyne Ramniceanu

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Las relaciones, mi espejo.

A través de nuestras relaciones es como nos descubrimos, los amigos, la pareja, los hijos o la familia todos ellos nos muestran facetas de nuestro ser.

Todo gira en torno a nosotros, a pesar de sentirnos acompañados en realidad nos relacionamos solo con nosotros mismos. Por medio de los demás es como experimentamos lo que pensamos, nuestras creencias, nuestras opiniones y nuestro pasado.

Las personas aparecen en nuestra vida como angeles que vienen a mostrarnos lo que creemos, y aunque parezca que son ellos, los problemas en nuestras relaciones solo son la manifestación de lo que llevamos en nuestra mente.

“Yo nunca me relaciono contigo, yo me relaciono con lo que creo que tu eres, y quien se relaciona es aquella parte de mi que tampoco sabe quién es”.

Nuestras relaciones sanan en el momento que cambiamos nuestra percepción. Las áreas en las que tenemos mayor dificultad son aquellas que se nos van a mostrar. Si somos temerosos por falta de confianza en nosotros mismos, tenderemos a ser posesivos y probablemente temamos ser abandonados: es justamente este tipo de experiencias las que prevalecerán. Las relaciones son los actores de la gran obra de mi vida, donde el guion es mi manera de pensar.

Generalmente buscamos en las relaciones, la felicidad, la armonía y la paz, pero estas cualidades no las podemos encontrar si no estamos armónicos, felices y en paz.

Todos soñamos con tener relaciones  perfectas con nuestros seres queridos, pero esto solo es posible en la medida que nos liberamos de nuestra programación. Todo lo que observamos en el otro que nos guste o no, no tiene nada que ver con la persona sino conmigo.

Para mejorar las relaciones, hay que dejar de ver el pasado en ellas, y comprender que todo lo que das, te lo estás dando a ti mismo, si das amor, tu vida se vuelve amorosa. Si te la pasas discutiendo o quejándote, te llenas de amargura.

En general el amor o desamor que sentimos por las demás personas es el reflejo de la cantidad de amor que sentimos por nosotros; esto se  vuelve evidente cuando observamos cómo nos tratan,  si no nos gusta, debemos de revisar como nosotros nos tratamos. Siempre recibimos de vuelta aquello que damos. Lo que sale de ti, invariablemente regresa a ti.

El resentimiento es un sentimiento negativo que regresa, eres tu el único que lo sufre,  así que libérate de él.

Las expectativas que nos hacemos con respecto a nuestras relaciones, es porque desconocemos nuestro poder y por lo tanto lo entregamos, nos olvidamos que somos dioses creadores y nuestras aparentes necesidades las colocamos en el mundo exterior, fuera de nuestro alcance. Nos volvemos vulnerables y necesitados y por lo tanto nada ni nadie jamás podrá satisfacernos.

Usualmente basamos nuestras expectativas en una muy limitada visión de nosotros, y vamos tejiendo todo un universo alrededor de nuestra manera de pensar. La vida y las personas las vemos en blanco y negro, me gusta, no me gusta, es correcto o es incorrecto, obtengo lo que quiero o no, me hace sufrir o me hace feliz. Esperamos de nuestras relaciones que se ajusten a moldes que mentalmente fabricamos para ellos y nos apegamos a exigencias que difícilmente se pueden cumplir. Raras veces notamos como proyectamos en los demás nuestros temores y preocupaciones y usualmente cuando nos molestamos, no es por lo que ocurre sino por los recuerdos que pasan por nuestra mente.

Llega un momento en nuestra vida que admitimos que no tenemos control sobre los demás y  por lo tanto sobre nosotros y es cuando a través del sufrimiento comenzamos a redescubrir nuestro poder como creadores.

Nos confrontamos a nosotros mismos, y nos damos cuenta que sabemos mucho de todo, estamos muy bien preparados, bien instruidos pero no nos sirve de nada, no tiene ninguna importancia ya que  no nos trae paz ni armonía; hemos dejado de lado lo esencial, no sabemos quiénes somos y lo que tenemos que hacer es comenzar a vaciarnos.

Para quienes practicamos Ho’oponopono sabemos que no existe nada afuera y tomamos responsabilidad por todo lo que hemos creado. Limpiamos en nosotros todo aquello distinto a lo que verdaderamente somos…

La única relación que existe en el universo es la relación contigo mismo, las demás son solo ángeles que llegan a tu vida con la única finalidad de mostrarte tu camino. Nuestros hijos, pareja, amigos y familia están esperando que los veamos con los ojos del amor. Una vez que hacemos esto, todos salimos de la ilusión. Cuando dejamos atrás todo lo que la mente ha fabricado y estamos atentos, comienzan a ocurrir los milagros.

Amar no es tener preferencias ni necesitar a alguien, amar es aceptar alegremente la presencia del otro en nuestra vida. Todo lo que viene desde el corazón, es amor, todo lo que viene de la mente es ilusión.

Te amo

Jocelyne Ramniceanu

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