Conviértete en el creador de tus propios milagros . . .

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No sé nada

Mi deseo a través de mis palabras, para todos, para ti, incluso para mi, es que nos volvamos a conectar con la fuente . . . Volvamos a ser humildes para dejarnos guiar.
No sabemos más que Dios lo que es bueno para nosotros, no tenemos ni idea . . . si nos dejamos guiar, y soltamos esa parte nuestra que dice saber más que nadie o que dice «¡yo tengo la razón!» ó «¡yo tengo la verdad!» ó «¡yo sé lo que tú debes o no debes hacer, decir o pensar!», no saldré de mis programas, seguiré repitiendo las mismas pautas de mi pasado y no podre oír las señales que Dios me manda.

Mis pensamientos hacen ruido, y para oír a Dios, tengo que prestar atención, aquietar mi mente y decir para mis adentros: «gracias, gracias, gracias, . . .»  hasta que no quede nada, sólo el vacío.
Así podré oír . . . existe un sinfín de bendiciones, cuando callo mi mente, y un mar de posibilidades de donde escoger, dejo de ser prisionera de mis memorias. Si acepto que no sé, estoy abierta a las señales, entonces solo vendrán a mi vida nuevas experiencias, nuevas ideas, nuevas relaciones, nuevas oportunidades . .  . Aprendamos a calmar nuestra mente, digamos: «gracias, gracias, gracias, gracias,  . . .» hasta que calmemos nuestros pensamientos.
Tu mayor sabiduría es cuando reconoces: «¡Sólo sé que no sé nada!» Y busca, dentro de ti están las respuestas.

Los amo

Jocelyne Ramniceanu

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Goticas de Amor

Hermoso ser.

Cuando llevamos un tiempo haciendo Ho’oponopono comprendemos a través de nuestras limpiezas que juzgar a otros no es estar en nuestro estado cero, en armonía con nuestro ser. Son nuestras memorias que aun están tocando y emitimos juicios. Entonces le pedimos a la divinidad que estos datos que están almacenados sean borrados, que sean liberados, porque lo que vemos en el otro, en realidad no está en el otro, es sólo un aspecto de nosotros mismos que no reconocemos ni aprobamos. Le pedimos a la divinidad que proceda a transformar nuestros juicios y le damos permiso para liberar esos pensamientos dolorosos y la energía bloqueada (porque los juicios siempre tienen una carga de dolor) y los convierta en pura luz de paz e inspiración.

Cuando te encuentres juzgando, no te condenes porque lo estás haciendo, solo ten presente que no eres tú, son tus memorias, y no es el otro, es lo que tus memorias creen que es el otro. Tú eres perfecto.


Bendiciones y un abrazo de Luz

Jocelyne Ramniceanu

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